En Espasa te compartimos las claves para que el solcito no sea un enemigo de tu nave: 5 cuidados sencillos que hacen la diferencia.
El sol es poderoso. Sí, la exposición del auto a largas jornadas al sol es un desgaste que en poco tiempo se hace ver en tu auto. Y si creías que sólo tiene que ver con la chapa y pintura, estás equivocado: ¡Hay más!
Lo básico y fundamental
Siempre que puedas, estacioná a la sombra. Es muy elemental, pero no se puede dejar de mencionar. Además andá calculando el horario y movimiento del sol para quedarte tranqui de que la mayor parte del tiempo que quede en la calle, va a estar protegido.
Si de verdad lo querés cuidar y sobre todo si estás de vacaciones, con exposición a zonas donde vuela arena o tierra, lo ideal es una funda. ¿Muy de obse? No, nunca es suficiente.
Que no sea un horno
Indispensable el parasol. Con este sencillo elemento, evitamos que ingresen los rayos por la principal ventana que tienen para hacerlo: el parabrisas. Probá de usarlo y vas a ver cómo el auto no se siente en llamas después de estar al sol.
¿Te pasó alguna vez que el volante esté caliente al punto de quemarte las manos? Bueno, eso también es simple de evitar: usá un protector para el volante, que además de cuidarte a vos, conserva el buen estado del interior.
La limpieza siempre hace bien
Las vacaciones o el verano no son excusa para abandonar la nave. La limpieza también ayuda a «refrescar» toda la carrocería. Consejito: evitá las horas de pico de sol para la limpieza porque deja manchado y el agua se evapora muy rápido. No te olvides de sumarle al lavado el toque final de productos con filtro solar.
Y algo más a tener en cuenta: los lavados tienen que ser más frecuentes y más a fondo si estás en zonas de playa, porque el salitre y el mar son todo lo que está mal para la chapa y la pintura.
Más chequeos en los neumáticos
Es cuestión de pensarlo solo un segundito. El asfalto y las altas temperaturas hacen que las cubiertas se desgasten mucho más rápido, por lo cual hay que revisarlas con mayor frecuencia para no sufrir un pinchazo a mitad de camino.
Frenos on fire
Si ya de por sí el frenado genera calor, por las pastillas que rozan el disco, en verano esa temperatura se puede volver un fuego. ¿Las consecuencias? El sobrecalentamiento de los frenos y en el peor de los casos la deformación de los discos o inconvenientes con el líquido de frenos.
¿La buena noticia? Que ahora que sabés esto vas a estar atento y manejando con suavidad para ahorrarte cualquiera de esos problemas.
Y la madre de todo: la mecánica
Acá se trata de no exigir a tope, sino de medir. Ni bien arrancás el auto, no le pongas a fondo el aire acondicionado. Más vale empezá templando el ambiente con las ventanillas bajas: dejalo que respire y se ponga a tono. Después sí. Claro que para ese momento esperamos que ya hayas chequeado que todo el sistema del aire y sus filtros estén en orden.
Además, corroborá que todos los líquidos que necesita el motor para su funcionamiento estén en condiciones. Durante los primeros kilómetros de viaje, no fuerces la mecánica, pensá que todo el sistema está actuando también para poner fresco el ambiente con el aire acondicionado.
Si estás por irte de vacaciones o por meter una escapadita, tené en cuenta todos estos consejitos y además pasate por un service oficial de Espasa para quedarte tranquilo de que tu nave está 0km. Te recordamos que por WhatsApp podés pedir el turnito: 011 3890 4243.
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